El Estado del Bienpagar nos trata a todos por igual

Hay que apretarse el cinturón. Es el mensaje que una y otra vez el gobierno ha repetido durante los últimos tres años, siempre, claro está, después de admitir que la crisis económica era una crisis, y no una desaceleración económica como trataron de hacernos creer. Pues bien, que los recortes sociales y públicos están a la orden del día ya no es noticia, véase por ejemplo el enorme recorte que realizó el Ministerio de Fomento el pasado verano.

Por supuesto, nos seguimos apretando el cinturón, incluso los enfermos. Ahora es el Ministerio de Sanidad el que ha cogido sus tijeras del costurero y el que la está empleando con mucha cautela para que los enfermos no se enteren ni siquiera que les falta la parte de abajo de su pijama e incluso, porqué no, la comida. El recorte sanitario, hay que hacerlo poco a poco, no quieren que los enfermos ni sus familiares se mosqueen, pero el déficit sanitario, alcanza ya 11.000 millones de euros, y los recortes tienen que empezar a acelerarse.

Algunos hospitales han llegado a suspender las meriendas en sus hospitales, pero tras las protestas, se volvió a servir las galletitas, la leché y los cafés.

Pero el cuidado que se tiene con los enfermos, no se está teniendo con el personal sanitario. Por ejemplo, en Cataluña, donde están muy presentes los centros concertados, los directores toman medidas como: no contratar personal sustitutivo, supresión de dietas, etc. Pero estas medidas, no funcionan en todos los centros, y en otros hospitales se han tenido que cerrar plantas y quirófanos y recortado servicios, como el Hospital Arnau de Vilanova, donde se han eliminado seis camas de la Unidad de Cuidados Intensivos.

Mientras que en Galicia los sindicatos denuncian que se contrata un 40% menos de personal sustitutivo, en Andalucía, se denuncia que la crisis afecta especialmente a la demora de contratar nuevo personal sanitario, por ejemplo, en el Hospital Virgen Macarena, la plantilla de caladores se ha visto reducida hasta tal punto, que hay por planta una media de dos celadores.

Pero los ahorros más sustanciosos y de paso con menor coste para los políticos, está en los pagos a los proveedores. La deuda de la Administración con los laboratorios, asciende a 3.414,9 euros, es decir los pacientes de los seis primeros meses del año, han consumido fármacos que el Gobierno no ha pagado.

La cosa es bien sencilla. Los proveedores, por ejemplo, empresas farmacéuticas y laboratorios fabrican medicamentos, el Ministerio de Sanidad los compra pero no los paga y comienza a endeudarse. Los pacientes reciben sus medicamentos, si. Pero el sistema sanitario está comenzando a sufrir los síntomas de ese endeudamiento y a su vez, los pacientes. Por ejemplo, en el Hospital Ramón y Cajal de Madrid se han impuesto protocolos a las farmacias que hacen que puedan negarse a dar la medicación a los enfermos de VIH, aunque se lo haya recetado su médico. Con esto el servicio obliga a que el paciente tenga que transmitir un permiso especial para obtenerlol o que retrasa que el paciente consuma su medicación.

Y así es como queda el cuadro, paciente sin meriendas en las camas de hospitales, enfermos de VIH retrasando su medicación, y luego se entera uno que la señorita María Dolores de Cospedal se ingresa 240.000 euros y que Leire Pajín una media de 300.000 euros, pero claro está, nos dicen sus cuentas y nos explican a la vez que son cuentas legales. Chapó al Estado del Bienpagar.

El modelo social francés

Desde que la crisis económica hiciera acto de presencia, obligó a la gran mayoría de los Gobiernos europeos a tomar distintas medidas para solventar la situación. Los principales actores económicos cogieron bolígrafo y papel y crearon una hoja de ruta conjunta para todos los presidentes europeos. Como ha pasado siempre en la historia, esa hoja de ruta recae sobre los trabajadores, y los sindicatos ponen el grito en el cielo. Pero resulta cuanto menos curioso como esas series de medidas orientadas en el recorte de gasto públicos y de tijeretazos sociales sean combatidas con más o menos fuerza en determinados países. El caso más reciente de combate y de lucha en la calle lo tenemos en Francia, donde las manifestaciones han sido masivas en contra del pensionazo del gobierno de Sarkozy. Salvo en Grecia, las protestas no han tomado tanta reivindicación en otros países europeos.

Quizás la protesta del pueblo francés vaya ligado con un pesimismo de cara a su futuro. Los franceses saben que el modelo social tutelado por su gobierno que les ofrece protección está en una situación delicada. Un 35 % de las personas en edad de trabajar no tiene empleo. Como consecuencia el gusto social es uno de los más altos del mundo, 10 puntos por encima de la media de los países desarrollados, aunque no es menos grave, que la igual oportunidades, uno de los abanderados del modelo francés, se esté convirtiendo en un mito. Francia está a la cola en cuanto a la calidad de la educación, ya que cerca de 120.000 alumnos salen del centro escolar sin su certificado.

Es posible que no haya otra sociedad en Europa más sensible que la francesa con respecto a las injusticias sociales, tal vez por su raíces históricas. Lo cierto es que el es muy difícil cambiar el modelo francés. Los franceses quizás esperen demasiado por parte del Estado, mientras éste a su vez toma decisiones muy centralizadas, algo que no tiene mucho sentido en un supuesto Estado descentralizado o con diálogo social.

Hasta ahora, parece que el modelo social francés se mantiene. Es un país que tiene una gran fuerza económica y recibe grandes inyecciones internacionales, incluso antes de la crisis se equiparaba con Alemania y en ocasiones la superaba. Pero el modelo francés, necesita reformarse, y eso pasa por actividades y toma de decisiones descentralizadas o con más diálogo social.

Y ahora, Portugal

Parece ser que a muchos aún no les ha quedado claro que la actual crisis económica que atravesamos es mundial y que ha traspasado en menor o mayor medida las fronteras de todos los países europeos. Es algo que la oposición de este país sabe muy bien. Sin embargo, las ansias de poder de unos y la sumisión de otros ante la presión de mercados internacionales y de distintas instituciones gubernamentales, hacen de este país un tipo de cortijo donde Belén Esteban parece ser la matriarca, y donde las luchas sociales quedaron tan enterradas como los cuerpos que yacen en fosas comunes bajo nuestro pies.

Pero España aparte, tenemos muy cerquita un ejemplo de cómo la crisis sigue vigente, de cómo los gobiernos son simples títeres de la economía, de cómo las cifras de paro aumentan y de cómo las medidas tomadas por los gobiernos asfixian al ciudadano de a pie en toda Europa.

Tras las sonadas medidas que se tomaron en Grecia, en España y más actualmente en Francia, ahora le toca el turno a Portugal, donde el Gobierno ya metió el tijeretazo anteriormente.

Portugal parecía estar al borde de una grave crisis hace dos semanas. El primer ministro portugués amenazaba con su dimisión si no se aprobaban los Presupuestos Generales para 2011.

Lo cierto es que el severo ajuste anunciado por el Presidente Sócrates, (impuestos, recortes de salarios, reducción de apoyos sociales entre otros) han sido rechazados por todos los sindicatos y por todos los partidos políticos con representación parlamentaria. Así los sindicato CGTP (comunista) y UGT (socialista), han convocado una huelga general para el próximo 24 de noviembre.

Tras conocer que el Partido Comunista (CDS), votará en contra de los presupuestos, el Gobierno necesita del apoyo o de la abstención de los conservadores del PDS. Tras varias negociaciones, la mayoría de diputados del PSD, se abstendrán, quedando así aprobados los presupuestos.

Una vez aprobados, el plan tendrán un coste social durísimo, con una bajada de salarios a los funcionarios comprendida entre el 3,5% y el 10%. Por otra parte, el Ministerio de Salud sufrirá la mayor recorte, unos 1.200 millones de euros menos que en 2010. Como ejemplo, la caja de medicinas de Omeprazol, un protector de estómago, pasará acostar de 8,54 a 16,38 euros, además todas las pensiones quedarán congeladas.

Pero el PSD quier más, insiste en un aplazamiento de seis meses de todas las grandes obras públicas y en la cancelación definitiva de los proyectos de financiación pública, como es el caso del nuevo aeropuerto en la capital, o la construcción del tercer puente sobre el Tajo en Lisboa.

Cada actor juega su papel. Sócrates se pelea con la oposición, ésta afirma que el país necesita un cambio de gobierno, a la vez juega un doble papel moral, afirmando que es el partido que protegerá a los trabajadores, pero a la vez pide paradójicamente al gobierno que endurezca más aún los presupuestos. Y mientras tanto, la Comisión Europea y el FMI aplauden como meros espectadores el “coraje” del gobierno.

Y así es como el mapa de Europa comienza a parecer un jersey ajado de tantos recortes. En Grecia se tomaron las medidas oportunas al igual que en Irlanda, en Italia y Portugal los economistas hablan de una década perdida en cuanto a crecimiento económico, en España se habla de una generación de jóvenes perdida a la vez que los sindicatos mayoritarios juegan al ratón y al gato con el Gobierno. Y por último y mas recientemente en Francia, Sarkozy ha aprobado su paquete de medidas dando órdenes a los cuerpos de seguridad del estado para que se empleasen a fondo en las calles.

Resulta gracioso o malévolo, según se vea, que tras todo esto, el señor Francisco Marhuenda, director del diario La Razón, colocara en su portada el día después de la Huelga General un titular que rezaba “ Fracaso de la Huelga Borroka”, resulta casi poético.

Pasos estratégicos en la Moncloa

Quien pensaba que el discurso político y optimista de Zapatero en Ponferreda(León), donde aseguraba que el Gobierno daría la vuelta a las encuestas era un mensaje sin más, y que simplemente era pura demagogia, se equivocaba. El Presidente del Ejecutivo lanzó ese mensaje a la ciudadanía a sabiendas de que estaba a punto de producirse un cambio de gran envergadura en la estructura del Gobierno. Y así es, como empezaron los pasos estratégicos de la ofensiva del Gobierno para encarar las elecciones de 2012.

Pero antes de lanzar ese mensaje de optimismo que auguraba que algo se estaba cociendo en la Moncloa, Zapatero quiso pisar en terreno firme y realizó para ello otro paso político y estratégico, que fue pactar los Presupuestos Generales del Estado para el año 2011 con los votos del Partido Nacionalista Vasco (PNV) y Coalición Canaria (CC), con lo que consiguió una estabilidad política necesaria para seguir al frente del Gobierno, y una vez el camino libre de obstáculos y sin curvas cerradas peligrosas, el presidente se mostró con una gran sonrisa advirtiendo a los populares que aún quedaba un año y medio para darle la vuelta a las encuestas.

Zapatero mantuvo la duda hasta el final sobre cuando sería el mejor momento para anunciar la gran remodelación, debatiendo consigo mismo y con sus asesores si lo más idóneo para el cambio sería en enero, después de las elecciones catalanas, o ahora, aprovechando el cambio de Celestino Corbacho como Ministro de Trabajo.

Tras la Reforma Laboral, el retraso de la edad de las pensiones, los numerosos recortes sociales y las desorbitadas cifras del paro, Zapatero era consciente desde verano que el Gobierno necesitaba un cambio de aires. Desde su Gabinete y desde el interior del propio partido, se le pedía al Presidente un cambio estratégico y político, que provocara un aumento de la comunicación de cara a la opinión pública, debido a la presión de los mercados financieros, para afrontar mejor la salida de la crisis.

Sabiendo el trabajo que tenía que hacer solo ha esperado el momento más oportuno, para realizar los cambios que considera serán revulsivos ante los malos resultados que se avecinan.

Zapatero calculó; tenía la estabilidad política asegurada, investigó con sus asesores los datos económicos y comunicó que a partir de enero se iniciaba la recuperación económica (algo que según expertos de la página eleconomista.es está lejos de la realidad, ya que se informa que a partir de enero se podría iniciar una mejoría leve en la economía, pero que los datos del paro están aquí, y se quedarán durante bastante tiempo), y entonces decidió que quizás era el momento para hacer los cambios oportunos y crear un gobierno que comunicara de manera más clara y concisa a los ciudadanos los datos positivos económicos que según sus planes, comenzarán a partir de enero, y ya de paso conseguir darle la vuelta a las encuestas.

Una reunión con Fernández de la Vega, de la que tenía que prescindir para el nuevo Gobierno, le dio más facilidades para el cambio. Una vez en su cabeza el esquema del nuevo Gobierno, consultó a sus pesos pesados, Pajín, Rubalcaba, Jose Blanco, los cuales respaldaron sus propuestas.

Una vez hecho todos los cambios, Zapatero tiene ya hecha su hoja de ruta durante un año y medio. En Ponferrada afirmó que actuaría como Presidente y no como candidato, por lo cual dejó abierta la posibilidad de tomar nuevas medidas impopulares. A raíz de esto, Zapatero, o se quema, o bien la opinión pública valora su “revolución” y vienen buenos resultados, de ser así será candidato.

En caso de no presentarse a las próximas elecciones, se explicaría el nuevo supercandidato y ahora apoyo máximo del Presidente del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, que es el mejor valorado por los ciudadanos por su buena y reconocida actuación contra ETA.

Pero al señor Presidente del Gobierno, se le ha pasado por alto un detalle que puede mandar al garete todos sus magníficos pasos estratégicos. Mientras vuelca su Gobierno para salir airoso en las próximas elecciones, puede dejar en un segundo plano la evolución de la crisis económica, y es ahí precisamente por donde pasan todas sus posibilidades de victoria. Pero tanto Zapatero, como Sarkozy y el resto de Presidentes de Gobierno, saben que el control de la economía está fuera de su alcance y que en su defecto depende de los especuladores de los mercados y de los grandes inversores financieros, y es que estar sometido a las presiones de los mercados, del FMI y de la UE, tiene sus desventajas.