
Tras la Guerra Civil, la consecuente Dictadura, a través de su fuerza política y de su relación con Iglesia, consiguieron homogeneizar a la población española desde el punto de vista religioso.
En plena dictadura franquista, a finales de los años 60, el gobierno de Francisco Franco sufrió un oportuno desarrollo económico el cual elevó la calidad de vida de la sociedad, y así, los españoles se fueron interesando por los bienes materiales y el bienestar social, a la vez que se alejaban del interés por la Iglesia y por la religión. Los españoles abandonaron la práctica religiosa, y la Iglesia como consecuencia dejaba de controlar el comportamiento de las personas en todos sus ámbitos,ya fuese social, sexual o político.
Observando el presente, vemos como este proceso de progresión al bienestar sigue funcionando. Además, muchos jóvenes han sido educados bajo medios de comunicación que ideologicamente están muy alejados de la religión. La mitad del total español, se definen como indiferentes, agnósticos o ateos, sin relación con la Iglesia o la religión. Y solo un 10 % lo hace como católico practicante. Además aumenta la convivencia sexual sin matrimonio, los matrimonios civiles superan en cifras a los matrimonios sexuales en el pasado año 2009. Como anécdota, las mujeres, que en la España tradicional eran más religiosas que los hombres, hoy son más indiferentes. Quizás, con todos estos datos ya podemos sospechar porqué España es el país más visitado por el Vaticano.
Lo que la Iglesia católica parece ignorar es que las instituciones sexistas, antidemocráticas, que promulgan la no utilización del preservativo en aquellos países donde el sida está totalmente presente, que históricamente se han situado al lado de dictaduras militares, ya no tienen cabida ni en los timpos que corren ni entre la sociedad actual, mucho menos en los jóvenes.Todo esto, va más allá de explicaciones políticas papales.
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